Aunque este curso, por falta de tiempo, tenga abandonado este blog, iré , ocasionalmente, asomándome a él con alguna entrada. Y hoy , al recordar a nuestro compañero Carlos, he sentido la necesidad de hacerlo.
Es un gesto pequeño, gratuito- tonto, lo sé- pero me gusta seguir testimoniando la presencia de su ausencia. Este año, con un poema de Benjamín Prado.
Ecuador
Hace falta la noche para ver las estrellas.
Igual que ayer, hoy busco -lo dijo Juan Ramón-
una verdad aún sin realidad;
busco en la tinta verde de todo lo que escribo
un planeta sin nombre o una jungla perdida.
Y hace falta la noche.
Yo me siento en las sombras,
prendo un fósforo,
tallo mis esmeraldas, construyo mis panales.
Todo es igual y todo es diferente.
La vida,
que fue un río,
es ahora un océano,
el pasado es la arena y el agua es el futuro.
Hace falta la noche.
Todo está en mí
lo mismo que un clavo en la madera:
cada paso en la nieve,
cada luz apagada,
Gracias, Elisa, por estas lineas y tu recuerdo a Carlos. Cada vez que dirijo mi mirada hacia "vuestra zona" de la sala de profesores siento su amable presencia; pero cuando llega la última semana de octubre, especialmente dolorosa para mí, siento más la rabia y su ausencia.
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