jueves, 10 de enero de 2013

Romance del enamorado y la muerte



Del Romancero tradicional, uno de los textos más conocidos es este: el Romance del enamorado y la muerte.Y, desde luego, es lógico porque, a parte de su poder sugeridor y su sencillez intuitiva, plasma de forma conmovedora uno de los tópicos más habituales en la literatura universal: la vinculación del tema del amor con el de la muerte.

Para que trabajéis todos la misma versión lo reproduzco aquí (como es evidente, las ilustraciones responden a estéticas bien alejadas en el tiempo)

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora muy blanca,
muy más que la nieve fría.
- ¿Por dónde has entrado amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías .
- No soy el amor, amante,
 la muerte, que Dios te envía.
- ¡Ay!, muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día.
-Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.

Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.
-¡ Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
- Cómo te podré yo abrir,
si la ocasión no es venida:
Mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
- Si no me abres esta noche
ya no me abrirás, querida.
La muerte me anda buscando
junto a ti vida sería.
- Vete bajo mi ventana
donde labraba y cosía.
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el hilo no alcanzare
mis trenzas añadiría.

La fina seda se rompe,
la muerte que ahí venía:
- Vamos el enamorado,
que la hora ya está cumplida.






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