miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Qué tal un cuento antes de dormir?

El otro día, en una de mis clases, hablando de los cuentos infantiles, me sorprendió el hecho de que muchos de mis alumnos me aseguraban que a ellos no les habían contado cuentos cuando eran niños. Los cuentos tradicionales y locales, que la mayoría de los que tenemos ya una cierta edad, asociamos a esos momentos preciosos en que, arrebujados en la cama, nos contaban de niños- fundamentalmente las madres pero, a veces también los abuelos y, más raramente, el padre- ,  a la mayoría de nuestros alumnos sólo les han llegado a través de las películas de Disney o de alguna lectura escolar en su etapa de primaria.

Desde luego, algunos de aquellos relatos  no pasarían hoy por el filtro de lo que ahora consideramos "políticamente correcto" y, sin duda, no eran muy apropiados si lo que se pretendían era inducir al sueño. Eso sí, estimulaban mucho la imaginación. A veces demasiado.
Yo  recuerdo especialmente una historieta que me contaba mi madre y que con variantes se relataba por toda la zona. Me producía una sensación extraña, mezcla de excitación y miedo, que no impedía el disfrute de escucharla. El relato en sí era bastante macabro: una madre mandaba a su hijo a la carnicería a comprar " higadillos" para la cena; este se entretenía jugando y perdía el dinero . Y, para solventar el problema, no se le ocurría otra cosa que acudir al cementerio y coger el higadillo del finado más reciente ( menos mal que no se explicitaba el cómo) Luego, muy ufano, llegaba a su casa como si nada y entregaba la " compra". La madre preparaba la cena con ella, la familia disfrutaba de la misma y se iban a dormir. Más tarde, ya en la cama, a poco de acostarse el joven empezaba a oír, primero alejadas y luego cada vez más próximas, unas palabras a modo de letanía: " Dame, mis higadicos asadicos, friticos o como estén, que voy por la primera escalera... Dame mis higadicos asadicos, friticos o como estén, que voy por la segunda escalera"  y , con voz cada vez más amenazante,continuaba con la tercera, la cuarta..., así hasta la última escalera, el pasillo, la puerta de la habitación... La frasecilla , repetida por mi madre con parsimonia y creciendo en intensidad del mismo modo que crecía mi excitación,  se repetía con la única variante del lugar , que iba marcando la mayor  proximidad de esas voces. El final era siempre el mismo: " dame mis higadillos asadicos, friticos o como estén ... que estoy ya a los pies de tu cama..." Y, aunque ya sabías qué iba a suceder y que tu madre acabaría dándote un susto en el punto en que estuvieses más  expectante, realmente no podías reprimir el gritar y asustarte con el final, cuyo efecto quedaba reforzado al abalanzarse la  narradora sobre ti y rematarte a cosquillas.
Yo este cuento no se lo he contado a mis hijos, desde luego - bueno, alguna vez lo he hecho pero cuando ya no eran tan niños y para reírnos de la situación- pero les he contado o leído  otros muchos. Creo que es algo que , además de proporcionarte momentos geniales, ayuda a despertar en ellos el gusto por la lectura y les prepara, en cierto sentido,  para la vida.

Escribiendo esto, me viene a la memoria un cortometraje de animación seleccionado para los Óscars en el año 2010. Se trata de La bella durmiente contada por la abuela O´Grimm ( Granny O’Grimm’s Sleeping Beauty ), una abuelita irlandesa bastante peculiar que cuenta los cuentos populares a su manera, adaptándolos a su lunática personalidad.

Visionad el corto y en alguna clase comentaremos los pros y contras del hecho de relatar cuentos, la conveniencia o no de adaptarlos a la sensibilidad actual y  la presencia de ciertos temas y tópicos en los mismos. ¡Ah! y ya me diréis si os hubiera gustado tener una abuelita estilo O`Grimm.

6 comentarios:

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  2. A mi sinceramente, nunca me han relatado cuentos cundo era niño, ni durante el día, ni antes de dormir, que yo recuerde. En mi caso, no me sorprende, lo que se comenta sobre que los alumnos conocen los cuentos gracias a las películas de Disney o a su etapa escolar, ya que a mi me ocurre el mismo caso.

    Relatar cuentos, me parece recomendable porque ayuda a desarrollar la imaginación y hace que se comparta un momento entre la persona que cuenta el relato, ya sea madre, padre; abuela o abuelo, y el niño. También ayuda a tener un vocabulario más amplio y a que el niño/a despierte un interés hacia la lectura.

    Eso si, hay historias que no se debería contar a los niños antes de irse a dormir, porque pueden ocasionar pesadillas, o que les cause temores a la hora de irse a dormir. Como es el caso del corto en el que la abuela atemoriza a la niña.

    Algunos temas si que se tendrían que adaptar a la sensibilidad actual ya que la sociedad a evolucionado a lo largo de la historia, y no se tiene la misma sensibilidad ahora que hace cientos de años. Si se es sensible puede realmente llegar a afectar mucho a un niño y traer consecuencias en el futuro

    En conclusión, todos deberíamos relatar cuentos a nuestros hijos, si puede ser, agradables para ellos.

    QUICO PEÑA (1º BACH. A)

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  3. Yo de pequeño los únicos cuentos que sabía eran los que me compraban por navidad, los pocos que me contaban para dormir y los que he visto en las películas.

    Es bueno contar los cuentos a los niños para que se interesen por la lectura desde pequeños ya que en un futuro les vendrá muy bien.

    Desde el punto de vista del narrador se debe adaptar a la situación de la historia del cuento ya que como en el el vídeo de la abuela contándole la historia de la bella durmiente a su nieta lo único que hace es que la niña tenga miedo a dormir por contarle solo una parte de la historia y asustar al oyente, es decir, hay que saber como narrar la historia porque en vez de conseguir hacer dormir o que el niño aprenda lo que puedes conseguir es asustarle.

    Para mi lo mejor es contar cuentos a los niños bien narrados para que tenga un mejor futuro en la lectura.

    Jose García 1ºBach A

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  4. Elisa, que habria que realizar sobre el libro voluntario si lo leeemos, un trabajo, un examen? Gracias.

    Quico Peña 1ºBach. A

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  5. Francisco José Hidalgo Vidal 4º A24 de marzo de 2013, 8:45

    Relato de un temor de la infancia:
    La oscuridad

    Una noche no me podía dormir y me levantaba cada 5 minutos a molestar a mis padres, hasta que mi padre se hartó y me contó una historia , que si no recuerdo mal decía así: Una noche en la que Paco no podía dormir decidió levantarse y ir a echar un vistazo por la casa totalmente a oscuras. Paco era muy valiente y no le tenia miedo a esas historias que contaban sobre el hombre del saco o el coco así que se adentro en la oscuridad de su casa , allí se encontró curiosamente con una niña . Paco asustado por encontrarse a una extraña en su propia casa se armo de valor y le chilló "¿QUE HACES EN MI CASA?" , la niña perpleja le respondió "sshhhh, no estoy en tu casa y tu tampoco; estamos en la oscuridad." Paco cada vez estaba más asustado "¿Y como hago para volver a mi casa?" , la niña puso una sonrisa malévola y le dijo "no puedes". Los padres de Paco le buscaron por años ,pero nunca hubo rastro de él.

    Impactado por esta historia me volví rápidamente a mi cama y todavía hoy me da un poco de miedo levantarme cuando esta la casa a oscuras.

    Elisa esto es un 10 e.e ¡¡¡ xD

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  6. Mi nombre es Dr. Brad Hilaman del Hospital Memorial de Dosher, soy un especialista en cirugía de órganos, y nos ocupamos de la compra de órganos de seres humanos que quieren vender, y estamos ubicados en EE.UU., Malasia, y en dubia, pero nuestra oficina central está en Estados Unidos. Si usted está interesado en la venta de su riñón por favor no dude en volver a nosotros para que podamos continuar. Y este es nuestro correo electrónico si usted está interested:doshermemorial1@gmail.com

    Correo electrónico: doshermemorial1@gmail.com
    El Dr. Brad Hilaman

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