Dioses, farsantes y excluidos

"No estamos inmersos en una crisis; esto es una estafa. El término crisis, puesto que es de uso frecuente, casi familiar, minimiza, atenúa la carga destructiva que la catástrofe que estamos padeciendo conlleva; la hace en definitiva más liviana. La palabra "estafa", en cambio, es más certera, describe bien lo que sucede, pero, a su vez, es también más cierta y , por tanto, inapropiada para quienes diseñan la realidad con el lenguaje"

Aunque en entradas anteriores Sergi ya hacía referencia a su publicación  , hoy quiero dedicarle un breve comentario al libro de mi buen compañero Francesc Ferrandis.

Dioses, farsantes y excluidos. Sencillo y significativo título que bien podría cuadrar con una catalogación general sobre la sociedad de hoy. Un libro, cercano a lo ensayístico, en el que Francesc reflexiona, dolorosamente, sobre el momento social y político en el que estamos: El de una sociedad en crisis donde todo se tambalea menos el nuevo dios: el mercado; o en plural, los mercados. Un nuevo credo para este capitalismo neoliberal que arrasa en nuestro mundo globalizado donde la palabra "democracia" ha perdido todo su significado (como tantas otras a las que es necesario someter a un ejercicio de desambiguación) ; donde los eufemismos enmascaran atropellos sociales y tragedias personales; donde políticos,  medios de comunicación, hombres respetados (aunque no todos respetables) -banqueros, hombres de estado, miembros de diferentes organismos nacionales e internacionales, etc.- participan o protagonizan la farsa diaria del servicio público; un mundo en el que la mayor parte de los ciudadanos va siendo excluida de sus derechos más elementales: la educación igualitaria, la asistencia sanitaria, el acceso al trabajo y  la vivienda, la posibilidad de una vida digna.

A todo esto hace referencia Francesc en su libro; y lo hace acudiendo unas veces a la descripción breve literal o metafórica, otras a modo de aforismo, siempre intentando suscitar la reflexión crítica del lector. Y tras sus palabras adivinamos la indignación del hombre lúcido, que desde una postura progresista ha visto venir lo que nos iría cayendo; que ha ido comprobando que sus temores sobre la evolución reciente de la sociedad no sólo se iban cumpliendo sino que excedían los límites imaginados.

Le he oído decir que es un libro escrito con y desde "las vísceras", que es como un "exabrupto" ante el desmorone de unos avances sociales y unos valores morales que nos habían hecho confiar en la palabra "progreso" y en la posibilidad de un mundo más justo. Y, desde luego, si observamos con detenimiento las repercusiones de esta crisis que está convulsionando todo nuestro mundo, no es posible escribir desde otro sentimiento. Sí, percibimos que es un libro escrito desde la rabia y la desazón pero en él también tiene cabida la esperanza. Y esta pasa por señalar que hay excepciones en esos colectivos que de forma generalizadora él agrupa en el término “farsantes”; que los poderes económicos, aunque sean omnívoros, tienen su talón de Aquiles ; y que la única postura que se impone en estas circunstancias no es la de la pasividad y la resignación, sino la del convencimiento de que no podemos permanecer indiferentes , que no es ético mirar hacia otro lado o lamentarse sin más, que hay que tomar conciencia de forma seria , reflexiva y , sobre todo, activa. 

"Ante la frustración, antes que la aceptación y la resignación, cabe optar por la indignación, y luego por la movilización, por la rebelión, por la participación, por la implicación. Siempre por la acción.

Es posible trasformar el mundo. El primer paso es desbrozarlo, arrancar las palabras que lo construyen.